Una entre tantas
Llegamos al súper. Tenemos la lista de lo necesario. Nos situamos frente al lineal y… ¿cuál escogemos?
Es la guerra. Marcas y productos compiten en un mismo espacio por ser los elegidos para obtener un puesto en el carro de la compra del consumidor y, más aún, para seguir teniéndolo en las sucesivas compras.
Por eso para las marcas es tan importante contar con datos objetivos de lo que hace el consumidor en los entornos de compra reales. No se trata sólo de saber cómo se comporta o qué siente ante nuestro producto, sino de comparar esta experiencia con los productos con los que compite.
Es por ello que la mayor parte de los estudios que se hacen en retail son estudios de comparación. Es decir, comparar mi producto con el de la competencia. Y uno de los principales elementos que se comparan es el packaging.
El packaging es un gran elemento diferenciador sobre todo en el entorno del retail, donde son muchos los productos que “compiten” por la atención del comprador.
A estas alturas a nadie se le escapa la importancia del packaging y es que esta muchas veces trasciende, incluso, a la importancia de lo que contiene. Por ello es imprescindible conocer cuál es la conducta del consumidor en su interacción con el packaging de los productos expuestos en los lineales.
La tecnología nos ha permitido avanzar hasta poder realizar estos estudios en entornos reales y utilizando unas herramientas que no interfieren en nada en el proceso de compra, siendo el consumidor totalmente ajeno a ellas, a la vez que respetan al máximo su privacidad y datos personales. Además, gracias a la inteligencia artificial se obtienen y analizan gran cantidad de datos que permiten hacer una radiografía del comportamiento del consumidor.
Gracias a ellas, se analiza, evalúa y predice la conducta del consumidor, lo que ayuda a las empresas a entender cómo compran sus clientes y a mejorar sus productos, servicios y experiencia de compra. Y cómo se comportan con sus productos y los de su competencia.
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