Buscando el sol
Aunque es un aspecto que no siempre se tiene en cuenta, la luz influye en la sensación de los productos, cuya percepción puede cambiar dependiendo de la iluminación que estemos utilizando.
Esto pasa tanto con la luz artificial como con la natural, influenciando de forma directa la percepción, por ejemplo, en las tiendas de alimentación.
“La luz natural contribuye a que la experiencia de compra sea más agradable”.
En aquellos establecimientos con luz natural ésta ayuda a aumentar el tiempo de estancia del cliente en tienda. De hecho, en establecimientos con idéntica distribución, superficie y poblaciones similares, los que tienen luz natural registran un tiempo de estancia del cliente en tienda casi un 6% mayor.
Sin embargo, son curiosos los datos que se desprenden de un estudio de percepción de frescos, especialmente fruta y verdura, realizado con plataforma de análisis de imágenes con inteligencia artificial (que hace eye-tracking, reconocimiento de conducta y reconocimiento facial de emociones) combinada con NIRS. El estudio se realizó en 32 hipermercados y 56 supermercados. La muestra total es de más de diez mil personas, de las cuales más de quinientas participaron además con cascos NIRS.
De este trabajo se extrajo que mientras que las personas de más de 60 años sí tenían una percepción de calidad y frescor de la fruta y verdura cuando el establecimiento disponía de luz natural, en el resto de sectores poblacionales no era así. De hecho, los jóvenes y personas de mediana edad tenían mayor percepción de calidad en frescos cuando éstos estaban iluminados a corta distancia por luz fría que cuando era por luz cálida o natural.
Unos datos que muestran, una vez más, la importancia de contar con este tipo de estudios para tener evidencias que nos hagan salir de lo que consideraríamos “normal” o “de sentido común” -que la calidad de los frescos se percibe mejor con la luz natural- y saber cómo realmente lo percibe nuestro cerebro.
