Con las yemas de los dedos

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Así es como solemos tocar algo que nos parece delicado. Como acariciamos.

Y es que la textura, incluso la anticipación de la textura tras un primer contacto visual, es uno de los elementos esenciales en el mundo del retail. Sin embargo, su medición no es sencilla.

Para hacerlo existían los haptómetros, sistemas cuyo objetivo era medir la percepción táctil y nos permitían saber el grado de funcionamiento del sentido del tacto. No obstante, a pesar de que nos podían ofrecer una escala, esta era respecto a la sensibilidad táctil y no ante la percepción táctil.

Es decir, el haptómetro es capaz de decirnos cuánta sensibilidad tiene una persona al tacto en diferentes puntos, pero nada respecto a la percepción de diferentes texturas.

La textura es importante, por ejemplo, en el packaging ya que anticipa la calidad del producto que contiene

Para solucionar esto nace el haptógrafo. Se trata de dos anillos de caucho que se colocan en la misma mano y sirven para medir la reacción del consumidor ante las texturas que toca. Todo ello sin ningún tipo de cable y de forma cómoda.

Es un dispositivo que, por arquitectura, cruza los datos del propio dispositivo y de un EEG o NIRS. El software del haptógrafo “interpreta” la percepción táctil a partir de las mediciones de ambas fuentes.

¿Quieres saber más? Ponte en contacto con nosotros y te lo contamos.


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